martes, 10 de abril de 2012

Wiith or wiithout u

Me he comprado la wii, y, como siempre que hago un gasto innecesario, busco razones que lo justifiquen, por ejemplo, ¡lo que me voy a ahorrar en gimnasio! (nunca he estado apuntada a uno pero siempre he tenido en mente hacerlo) y además, se supone que es bueno para mi salud y esa, es la mejor inversión. Bueno, una vez me he autoengañado lo suficiente para evitar remordimientos, y yo, si es en gastar me engaño a mi misma como si tuviera una edad mental de dos años, es decir, con suma facilidad, me dispongo a descubrir el maravilloso mundo de la wii, que me promete tener un cuerpo de súper diosa (de diosa ya lo tengo) a la vez que me divierto. Ya tengo edad suficiente, poca, pero suficiente, como para saber que esas promesas son, siempre, siempre, siempre, mentira. Son como los regímenes que te aseguran perder peso sin pasar hambre y comiendo de todo, o el special K, con su promesa de que no sólo es comestible si no, que además, está bueno, o Carmen Machi augurándote la felicidad plena, vía intestinal, de sus yogures verdes. El caso es, que en un momento de debilidad, caí y compré la wii. Para mi sorpresa, fue uno de esos gastos que, no sólo no molestaron a mi churri, si no que lo transportaron a un estado de éxtasis que tentada estuve de llamar a los servicios de urgencia.
La instalo, meto el wii fit y sigo las instrucciones, “Reparto de peso”, pues ideal, pienso para mí misma, pues no, va y me dice que estoy descompensada y que cargo a la izquierda (pensaba que eso era algo exclusivo del género masculino), no, no puede ser, repito el proceso… Igual resultado. ¡Qué ataque más gratuito (Estella Reynolds dixit)! Tenía que haberme comprado la Play. Respiro hondo, respiro más hondo, respiro al borde de la hiperventilación…
Después del shock inicial empiezo con mis sesiones deportivas, al principio resulta gracioso, pero al poco tiempo es eso, tiempo, lo que no encuentras para la dichosa maquinita. ¿Ves? El cuerpo no lo tonifica pero la mente, no te imaginas!, tol día dándole vueltas a la pelota buscando excusas para no ponerte el chándal y, además, lo peor es la cara de bestia ansiosa de tu cari esperando que dejes libre el aparatito para que él pueda dar rienda suelta al, antes comentado, gen neandertal y matar a todo bicho viviente, ahora también on line y con sus amiguitos.

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